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sábado, 17 de mayo de 2008

Nihil nobis sub sole


Revisando en la historia de la aviación, uno descubre cómo los diseños resurgen una y otra vez. El único cambio, quizás, sea la tecnología aplicada.
En la publicación norteamericana, “Air Classics – Quarterly Review” (Vol. 6, Nº 1, Spring/1979, pág. 35) hay un artículo –bastante completo– sobre el primer avión del holandés Tony Fokker: el “Spin” (“araña”) y sus variantes. Al final del mismo figura esta antigua fotografía, tomada en Alemania en 1939 y, en su epígrafe, se lo menciona como la réplica del “Spin III”; lo que, obviamente, es erróneo. ¿Alguien puede identificarlo? Porque me gustó mucho y quisiera investigar más.
Observando la estructura, se puede ver que este aeroplano no difiere mucho de los ultralivianos de primera generación de fines de los ’70 (“Scout”, “B1-RD”, … ) ni de algunos actuales (“Dream Classic”).
Ésta es muy simple en cuanto a elementos rígidos. El habitáculo consta de una "A" que atraviesa una monoviga que hace de fuselaje; en la la parte inferior se encuentra el eje de las ruedas y, en los extremos de éste, están las tomas de cables de vuelo; del vértice superior de la "A", se afirman los cables de tierra. El asiento está formado por un tubo doblado en forma de "U" y sujeto por sus extremos inferiores, al eje, y por detrás, mediante cables, al fuselaje. Por debajo del asiento pasa un tubo que se vincula al eje y a un parante que une este tubo con el fuselaje.
Todos estos elementos se encuentran rigidizados mediante cables.